SPENCER DE AMERICA Y DEL MUNDO
Como flecha en el aire tan raudo y sigiloso,
picaste a los vacíos de ese espacio ideal
y con fina elegancia colgaste de las redes
tu pulido diamante de la perpetuidad.
En tu vertiginosa e imparable carrera,
entraste en la memoria y en el arco mundial,
pintando de colores las flores más hermosas,
que desde las tribunas las vieron al pasar.
Piel canela coreado por locas multitudes,
suspendida en la altura tu verticalidad
y en el típico espacio que mostró tus virtudes,
amaste el cabezazo que te hizo inmortal.
Implacable y serena tu cabecita de oro,
sol de los continentes adornó tu ritual,
humildad en la vida gigantesco en los pueblos,
vestido de oro y negro hasta la eternidad.
LA AURINEGRA El calor de mi ciudad CARMELO de mis amores,
de niño tuve pasiones que tentaron mi vivir
y que no logre cumplir por las cosas del destino,
pues fue distante el camino para abrazarme del sol
y jugar en Peñarol fue mi sueño más querido.
Por más que intenté no pude jugar en el carbonero,
puse mi mayor esmero pero no logre fichar,
hasta me puse a estudiar físico preparación,
pensando en la distinción de llegar a los aromos
y sentir que parte somos de esa vendita pasión.
Luego de tanto luchar vino la resignación
y llego la inspiración para lograr un consuelo,
tantos años de desvelo surgió la imaginación,
de tener a Peñarol lo más cerca de mi alma
y mi casa fue la calma pintada en oro y carbón.
Como poder describir todo lo que llevo dentro,
si la palabra no encuentro para gritar mi emoción,
solo plasmar mi pasión en este mural que adoro
y con ansiedad decoro con el pincel del esmero,
con el fuego carbonero que anida en mi corazón.
Esta es mi casa soñada aquí en mi patrio CARMELO,
la que pinte con anhelo labrada en rayos de sol,
ella es el mágico gol que me estalla de alegrías,
con tintes de algarabía y matiz cual mirasol,
del eterno Peñarol en el hogar de mis días.
La Aurinegra está latiendo tiene fuegos de esperanza
y su cobijo ya alcanza para brindarme calor,
en este hogar de mi amor esta el canto bullanguero,
del glorioso carbonero que llevo en mi corazón,
que es la fuerza y la pasión que brilla como un lucero.
Como flecha en el aire tan raudo y sigiloso,
picaste a los vacíos de ese espacio ideal
y con fina elegancia colgaste de las redes
tu pulido diamante de la perpetuidad.
En tu vertiginosa e imparable carrera,
entraste en la memoria y en el arco mundial,
pintando de colores las flores más hermosas,
que desde las tribunas las vieron al pasar.
Piel canela coreado por locas multitudes,
suspendida en la altura tu verticalidad
y en el típico espacio que mostró tus virtudes,
amaste el cabezazo que te hizo inmortal.
Implacable y serena tu cabecita de oro,
sol de los continentes adornó tu ritual,
humildad en la vida gigantesco en los pueblos,
vestido de oro y negro hasta la eternidad.
LA AURINEGRA El calor de mi ciudad CARMELO de mis amores,
de niño tuve pasiones que tentaron mi vivir
y que no logre cumplir por las cosas del destino,
pues fue distante el camino para abrazarme del sol
y jugar en Peñarol fue mi sueño más querido.
Por más que intenté no pude jugar en el carbonero,
puse mi mayor esmero pero no logre fichar,
hasta me puse a estudiar físico preparación,
pensando en la distinción de llegar a los aromos
y sentir que parte somos de esa vendita pasión.
Luego de tanto luchar vino la resignación
y llego la inspiración para lograr un consuelo,
tantos años de desvelo surgió la imaginación,
de tener a Peñarol lo más cerca de mi alma
y mi casa fue la calma pintada en oro y carbón.
Como poder describir todo lo que llevo dentro,
si la palabra no encuentro para gritar mi emoción,
solo plasmar mi pasión en este mural que adoro
y con ansiedad decoro con el pincel del esmero,
con el fuego carbonero que anida en mi corazón.
Esta es mi casa soñada aquí en mi patrio CARMELO,
la que pinte con anhelo labrada en rayos de sol,
ella es el mágico gol que me estalla de alegrías,
con tintes de algarabía y matiz cual mirasol,
del eterno Peñarol en el hogar de mis días.
La Aurinegra está latiendo tiene fuegos de esperanza
y su cobijo ya alcanza para brindarme calor,
en este hogar de mi amor esta el canto bullanguero,
del glorioso carbonero que llevo en mi corazón,
que es la fuerza y la pasión que brilla como un lucero.
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